El Bodhisatva de la compasión
desde la profunda sabiduría prajna
vio el vacío de los cinco skandas
y rompió los lazos que crean sufrimiento.
Sabe pues:
La forma aquí sólo es vacío,
el vacío sólo forma.
La forma no es otra cosa que vacío,
el vacío no es otra cosa que forma.
El sentimiento, pensamiento, albedrío y
la conciencia misma son también así.
Los darmas son aquí vacío,
todos son vacío original.
Ninguno nace ni muere,
son puros o tienen manchas,
no crecen ni decrecen.
Así en el vacío no hay forma,
sentimiento, pensamiento,
albedrío ni conciencia.
No hay ojo, nariz, oído,
lengua, cuerpo ni mente;
no hay color, olor, sonido,
sabor ni tacto
o aquello a lo que la mente se aferra,
ni siquiera acto de sentir.
No hay ignorancia ni fin de ésta
ni todo lo que proviene de la ignorancia.
No hay marchitamiento ni muerte
ni fin de éstos.
No hay dolor, causa del dolor
ni fin del dolor
o noble senda que aleje del dolor,
ni siquiera sabiduría que lograr;
el logro también es vacío.
Así pues, el Bodisatva,
sin aferrarse a nada
y morando en la sabiduría prajna,
se libera de obstáculos ilusorios,
libre del temor que crean
alcanza el más claro nirvana.
Todos los Budas del pasado, del presente,
Budas del futuro,
a través de su fe en la sabiduría prajna
logran una completa iluminación.
Conoce pues el gran darani
sin igual y radiante mantra,
el supremo infalible mantra,
el Prajna Paramita
cuyas palabras alivian todo dolor.
Esta es la sabiduría más alta,
verdadera más allá de toda duda;
conoce y proclama su verdad:
Gate, gate
para gate
para sam gate
bodi svaha.